Daniel Taub: Utilizando el crimen de genocidio como arma | Columnistas | Opinión
Escrito por dh8fm el enero 9, 2024
Con frecuencia el asesinato de personas comienza con el asesinato del lenguaje. El proceso que condujo al Holocausto comenzó con un ataque a las palabras. Las deportaciones a campos de concentración se llamaron “reasentamiento”, las cámaras de gas “duchas” y el diabólico proyecto de aniquilar a todo un pueblo “solución final”. Los eufemismos que vaciaron el lenguaje de significado fueron claves para hacer posible lo impensable.
Fue en respuesta a este intento de neutralizar el lenguaje que Raphael Lemkin sugirió que se necesitaba un nuevo término para describir esta atrocidad. El término que propuso fue “genocidio”. Por lo tanto, es impactante que, de las atrocidades que dieron origen al término, hoy seamos testigos de un intento cínico de pervertir su significado. La reciente solicitud ante la Corte Internacional de Justicia alegando genocidio por parte de Israel es un ejemplo.
Las atrocidades perpetradas por Hamás el 7 de octubre, incluido el asesinato, la tortura, la violación y la mutilación de 1.200 israelíes y la toma de más de 240 rehenes, sí fueron actos en la ruta de una agenda genocida. Sin embargo, Hamás no es acusado.
Enfrentar la infraestructura terrorista en Gaza está plagado de dilemas. En 16 años, desde que Hamás tomó el control, ha creado una realidad horrible. Los hospitales no son hospitales, las escuelas no son escuelas y las mezquitas no son mezquitas, sirven de camuflaje. Los terroristas emergen de túneles debajo de las camas de los niños y se refugian en hospitales; hombres armados disparan desde escuelas y se reproducen grabaciones de bebés llorando para atraer a las fuerzas israelíes a trampas mortales.
Bajo estas horrorosas condiciones, Israel hace esfuerzos extraordinarios para minimizar el daño a civiles palestinos. Estos esfuerzos incluyen mensajes y llamadas telefónicas instándolos a evacuar las zonas y abortar ataques donde es probable que haya inocentes.
El entusiasmo de Sudáfrica por presentar el caso de genocidio contra Israel tiene poco que ver con el sufrimiento palestino. En 2007, Sudáfrica invitó a una delegación de Hamás a una visita oficial y ha acogido a varios líderes terroristas de Hamás. El 8 de octubre, un día después de la masacre en Israel, los líderes sudafricanos expresaron su solidaridad a los altos dirigentes de Hamás.
Lejos de razones humanitarias, la iniciativa sudafricana es un intento descarado de convertir en arma un término acuñado para describir el peor crimen cometido contra el pueblo judío y utilizarlo contra él para privarlo de la capacidad de autodefensa.
75 años después de la adopción de genocidio todavía hay sobrevivientes del Holocausto. Una de ellas, Yaffa Adar, fue secuestrada el 7 de octubre y pasó 49 días en cautiverio. Después de todo lo que pasó en el Holocausto y a manos de Hamás, es difícil imaginar que tenga que ser testigo de un intento grotesco de convertir en arma el crimen del genocidio en sí. (O)