Autorretrato de Mayra Salazar. Así narró su ascenso y caída en el mundo de la corrupción judicial y su cercanía con el crimen organizado | Política | Noticias

Como si fuera el capítulo de una novela policiaca, Mayra Salazar rindió su testimonio anticipado dentro del caso Metástasis, el jueves 28 de marzo. Su intervención era altamente esperada desde que se confirmó su cooperación eficaz en el proceso, por lo que fue incluida en el sistema de protección de la Fiscalía, y luego se inició la investigación del caso Purga, a partir del contenido de su teléfono celular.

Los asistentes a la Corte Nacional de Justicia (CNJ), en Quito, y las 1.000 personas conectadas a la sesión de manera telemática escucharon atentos, por casi dos horas, lo que se podría describir que fue el autorretrato de Mayra Salazar de los últimos años, en los que llegó a involucrarse en actos ilegales por los que hoy es procesada por el presunto delito de delincuencia organizada.

Políticos, personajes de la farándula nacional, jueces, autoridades y funcionarios judiciales, abogados, delincuentes y capos del crimen organizado fueron mencionados en su relato.

María Fernanda Pincay, Yuleysi Coca y Ángela Orellana fueron figuras de televisión que mencionó en su testimonio Mayra Salazar

Su testimonio se dividió en dos partes: una relacionada con las personas que se encuentran procesadas en el caso Metástasis; y la otra tenía que ver con la identidad, el nombre y la forma de operar de la persona que por varios años, según ella, ha manejado el sistema judicial de Guayas, los municipios de Guayaquil, Durán, el Registrado de la Propiedad de Durán, Registro Civil, Ministerio de Agricultura, entre otras entidades públicas.

Demostrando sus habilidades como comunicadora social y relacionista pública, Salazar narró con precisión acontecimientos, dio fechas, dijo nombres y apellidos, proporcionó direcciones y lugares, mencionó cifras de dinero y más detalles de los hechos que estarían relacionados con ella, así como los que llegó a conocer por boca de otros procesados y de gente que no ha sido vinculada a los casos Metástasis o Purga.

Tuvo un discurso claro, directo, con las pausas y entonación necesarias. No titubeó, aunque por momentos su voz se quebró al punto de querer llorar.

La comunicadora llegó a la Corte Nacional de Justicia alrededor de las 07:45 rodeada de un fuerte contingente de seguridad, que la acompañó desde la Casa de Confianza de Chillogallo, en el sur de Quito, donde permanece recluida. Ingresó a la sala de la CNJ escoltada por al menos ocho policías, unos de inteligencia y un par del GOE, quienes portaban armas largas; unos agentes usaban capuchas y otros no. Cuando la procesada se sentó, solo su abogado estuvo junto a ella.

Mayra Salazar, de 35 años, en todo momento usó casco y chaleco antibalas por encima de un buzo de color naranja, de esos que visten las personas privadas de la libertad.

‘Trabajé para la presidencia de la Corte de Guayas recibiendo una remuneración de $ 2.500 pagada por Pablo Muentes’, dice Mayra Salazar en su testimonio anticipado

“Señor juez, ya es hora de purgar este sistema de justicia, el cual ha estado corrupto durante todo este tiempo, en el cual yo viví por dos años y compartí con cada uno de ellos por dos años. Es verdad que me equivoqué, pequé de pensamientos, pequé de deseos, pero nunca pequé de acción. Soy ser humano y me equivoqué”.

Con esas palabras inició su testimonio Mayra Salazar e indicó que en los últimos meses ha recibido cinco atentados contra su vida, el último habría sido el miércoles 27 de marzo, en la víspera de la audiencia, una alerta de bomba en la cárcel donde está encerrada desde finales de diciembre de 2023.

El día que cambió su vida

Explicó que por su profesión terminó vinculándose con las cárceles, narcotraficantes, políticos y jueces. Trabajó en medios de comunicación, conformó una compañía de producciones, estuvo enrolada en la Asamblea Nacional, fue funcionaria en la Corte Provincial de Justicia de Guayas, trabajó en el Parlamento Andino, fue docente universitaria y ha efectuado espectáculos públicos de artistas nacionales e internacionales.

El 13 de octubre de 2017 su vida empezó a tomar un giro. Entonces organizaba un concierto de las artistas mexicanas Alejandra Guzmán y Gloria Trevi. La última cantante pidió a través de sus promotores ingresar a una cárcel de mujeres para compartir sus experiencias de vida.

Aquel día fue la primera vez que ingresó a la cárcel de mujeres de Guayaquil para solicitar los permisos, que le fueron negados por el Ministerio de Justicia. Pero al entrar allí, afirmó, le surgió la intención de querer apoyar a las internas con talleres, capacitaciones, brigadas médicas, entre otras ayudas sociales.

“Es ahí, también, en donde conozco a la primera persona que me llevaría más adelante a tener todos los nexos que he llegado a tener. Es la señora Samara Rivera, esposa de Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña o JL, a quien yo conocí en este centro de rehabilitación social, porque ella también se encontraba realizando actividades de ayuda social. Desde ese momento, yo mantengo una relación con Samara, tengo una relación de amistad hasta la fecha de mi detención”, contó la comunicadora.

¿Cuál era el rol de Mayra Salazar en el caso Metástasis? La comunicadora rinde su testimonio anticipado en la Corte Nacional de Justicia

“Señor juez, todo este tiempo que he estado privada de mi libertad he tenido el tiempo suficiente para meditar y determinar que el día que yo ingresé al centro de rehabilitación social femenino de Guayaquil, por requerimiento de esta artista, Gloria Trevi, ese día fue el día que mi vida cambió, porque fue desde ahí que yo tomé otro rumbo”, manifestó Mayra Salazar ante el juez Felipe Córdova de la Corte Nacional de Justicia.

Que fue la esposa de Rasquiña quien le presentó al abogado de confianza de Rivera y de Zambrano, Xavier Novillo, procesado en el caso Metástasis.

Desde ahí todo cambió para Salazar y lo retrató con minuciosidad en su testimonio anticipado. Contó cómo conoció al exlegislador socialcristiano Pablo M., procesado en el caso Purga, y qué acciones cumplió para él. Cuál fue su relación con Fabiola G., expresidenta de la Corte de Guayas, también procesada en el caso Purga. Cómo llegó a relacionarse con Daniel Salcedo, procesado en Metástasis, y con el narcotraficante asesinado Leandro Norero. Cómo actuaban los operadores de la justicia para manipular el sistema a favor de los intereses ilícitos de varios actores.

En un momento llegó a responsabilizar a Pablo M. por cualquier cosa que pudiera ocurrir contra su vida. A él lo señaló como un traficante de tierras y como la figura que ejercía poder en la Función Judicial y otras entidades.

‘El fin de la Mayra Salazar que ustedes recién están conociendo’

Mayra Salazar finalizó su extenso testimonio entre lágrimas, ofreciendo disculpas ante la sala penal de la Corte Nacional de Justicia (CNJ).

“Señor juez, quiero aprovechar y pedir disculpas, públicamente, ante usted y ante todos los ecuatorianos que se encuentran conectados en esta diligencia, porque sé que mis actuaciones no fueron las correctas. Y fue el 13 de diciembre (de 2023), a las doce de la noche, que mi vida tomó otro rumbo y supe que era el fin de la Mayra Salazar que ustedes recién están conociendo a través de los mensajes que se han difundido. Esa Mayra murió el día que entró al centro de privación de libertad, en donde me encuentro desde el 16 de diciembre (de 2023), a las dos de mañana”, expresó la comunicadora.

Agradeció a la fiscal general, Diana Salazar, “haber hecho esta investigación”. Y añadió que si la trama de corrupción no se hubiera hecho pública, lo más seguro era que ella, Mayra Salazar, habría seguido teniendo contacto con todas las personas.

“Lo más seguro, señor juez, es que mi fin no era la cárcel en donde estoy. Mi fin habría sido la muerte”, reflexionó, al tiempo de decir que con su aporte espera enmendar en algo sus errores.

Mayra Salazar no respondió preguntas de las defensas de los demás procesados en el caso Metástasis

Tras el interrogatorio que le hizo la fiscal general del Estado, la procesada se acogió al derecho al silencio y se negó a responder preguntas de las defensas de los demás procesados, argumentando que existen respaldos de la información que ha entregado y también formas de comprobar su relato.

Abandonó la sala de la Corte Nacional de Justicia alrededor de las 15:30 y regresó a la cárcel de mujeres, en el sur de Quito. (I)