Leonidas Drouet Mármol: Tetramorfo | Columnistas | Opinión
Escrito por dh8fm el diciembre 30, 2023
El contexto judicial y político actual nos lleva a reflexionar y recordar aquel pasaje del evangelio en el que Jesús expulsó a los mercaderes del templo que “lo habían convertido en una cueva de ladrones”. Mas en este tiempo de Navidad y de esperanzas en el año 2024, es importante dejar a un lado el acontecer nacional y además de celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, adentrarnos en los orígenes y fuentes que nutren nuestra fe.
Aquellas personas que escucharon a Jesús y fueron testigos de sus enseñanzas consideraron importante recordar sus palabras y acciones. Aquellos que lo conocieron antes de su muerte y descubrieron quien era después de su resurrección, sintieron la necesidad de preservar aquellos recuerdos. Estos recuerdos sobre Jesús, que se transmitieron de forma oral en las primeras generaciones de sus discípulos, fueron recopilados en los evangelios, memorias que fueron conservadas por sus discípulos.
Aunque las personas que los conocieron murieron, los recuerdos persistieron a lo largo del tiempo. Por eso, los primeros cristianos los designaron como la Memoria de los Apóstoles antes de llamarlos evangelios.
Dentro de esta tradición oral, los recuerdos de Jesús fueron adquiriendo formas más complejas desde el punto de vista literario. Aquellos relatos biográficos que tuvieron una mayor difusión y que se ajustaban a los textos de la Ley y los profetas que consideraban a Jesús como el Mesías y el Salvador fueron atribuidos desde finales del siglo II d. C. a los cuatro apóstoles: Marcos, Lucas, Mateo y Juan. Fueron estos evangelios los que entraron a conformar el canon como Evangelio Tetramorfo, y fueron sancionados por los concilios de la época de Constantino en el siglo IV (Santiago Guijarro-Los Cuatro Evangelios).
Quedaron a un lado aquellos relatos conocidos como Evangelios Apócrifos, escritos en los siglos II y III, que no fueron objeto de un proceso de canonización general, ni incluidos en la revelación general accesible a todo el mundo.
El Evangelio de Marcos fue el primero en ser escrito. En esta obra literaria, el autor incorporó y dispuso de manera original un relato centrado en la vida pública de Jesús. Fue la base sobre la cual, ampliado, se escribieron los evangelios de Mateo y Lucas. Juan, por su parte, escribió el Evangelio más espiritual y también el Apocalipsis.
Según el relato de Lucas en los Hechos de los Apóstoles, ellos fueron los difusores de la labor apostólica, la cual solo pudo ser conocida mediante la intervención del Espíritu Santo. Fue el Pentecostés el evento en el que recibieron la sabiduría para la divulgación de la palabra y la fortaleza para el martirio que implicó su divulgación e integración, que la Iglesia los consagró finalmente en el Concilio de Nicea en el año 325 d. C. a estos cuatro evangelios, en un solo relato dividido en cuatro. Nuestra fe.
De esta manera, es importante tener presente la importancia de los evangelios en nuestra formación cristiana y entender que estas escrituras tienen sus raíces en los recuerdos y tradición viva de las enseñanzas de Jesús y sus discípulos. (O)