Simón Pachano: Clivajes | Columnistas | Opinión
Escrito por dh8fm el julio 8, 2024
Para no perder la costumbre y por lo que se ve hasta el momento, parece que en la elección presidencial de febrero tendremos candidatos para todos los gustos o, de modo más correcto, para todos los disgustos. No sería raro que se rompiera el récord marcado por los 16 que se presentaron en 2021 y menos aún que se supere a los 8 de la apresurada contienda de 2023. Más allá del número, que en sí mismo es un problema, las mayores dificultades se presentan cuando los electores tratan de guiarse por algo más que la cara y los gestos recomendados por la amplia gama de asesores de comunicación que aparecen como expertos en campañas políticas. Es dura la tarea de identificar las propuestas y las posiciones políticas cuando se ha generalizado aquel absurdo de que ya no existen ideologías y cuando la primera recomendación de esos expertos es evitar cualquier posicionamiento.
Un recurso para orientarse en ese mar de indefiniciones es buscar los temas que preocupan a la ciudadanía y contraponerlos a las escasas definiciones que aparecen en las declaraciones de los dirigentes y/o posibles candidatos. Así se configuran los que, estirando las palabras, se conocen como “clivajes”. El primero de estos es el tema económico, siempre presente y usado por los candidatos para hacer ofertas descabelladas. Junto a este están la inseguridad y la confrontación entre correísmo y anticorreísmo, que predominó en las dos elecciones anteriores y fue el que revirtió el resultado en segunda vuelta. En el tema de inseguridad se enfrentan quienes apuestan por la mano dura con los que sostienen que la delincuencia y la violencia se evitan con políticas públicas.
La confluencia de estos tres “clivajes” torna muy compleja la situación porque en cada persona conviven todos ellos con diversas orientaciones e intensidades. Así, hay votantes correístas que se inclinan por la mano dura, pero esa posición contradice el discurso de su líder y de los candidatos que él designa. Esa contradicción puede afectar a esa corriente, que ya se ve debilitada por el surgimiento de competidores en el mismo espacio ideológico (Pachakutik, Unidad Popular, Partido Socialista) con los que se ha negado a buscar alianzas. En el otro extremo están los votantes anticorreístas con sus respectivos candidatos, que también se dividen entre los que piden mano dura (PSC, CREO, PSP y los Rambos criollos) y los que apuestan por políticas públicas (Construye).
La contienda no se reduce al enfrentamiento entre corrientes político-ideológicas o por las preocupaciones ciudadanas, también se establece una disputa en el interior de cada corriente. Gráficamente esto se observa con claridad cuando se traza una línea horizontal entre las posiciones contrapuestas de un clivaje y una vertical entre las del otro clivaje. Al cruzarlas se forman cuatro cuadrantes y se puede apreciar que dentro del cuadrante de votantes cercanos al correísmo e inclinados hacia las políticas públicas habrá una competencia dura. En el opuesto a este, el anticorreísmo que exige mano dura, sucedería lo mismo. Al contrario, tanto el cuadrante del correísmo-mano dura como el del anticorreísmo-políticas públicas están casi vacíos.
No está de más recordar que el término clivaje viene del francés después de haber pasado por el inglés y que significa escote, es decir, una brecha, una hendidura. Siempre misteriosa. (O)